Su amor por Rangers supera todas las barreras y espacios. La camiseta, el escudo, el nombre está escrito y marcado a fuego en su alma y su corazón.
Por Héctor Orellana Abaca
TALCA. Sergio Cáceres Valladares, conocido popularmente como el “Peche”, es un personaje en la ciudad. Su amor por Rangers supera todas las barreras y espacios. La camiseta, el escudo, el nombre está escrito y marcado a fuego en su alma y su corazón. Es su pasión, su descargo de emoción, para llorar en las derrotas y celebrar en los triunfos.
En la tribuna dominical de diario La Prensa, destinada a viajar a la nostalgia y la emocionalidad, traigo a la memoria viva a ese personaje que ya no se ve en la cancha haciendo flamear sus banderas y motivando a gritar, a la distinguida concurrencia, el “ERRE con A”, pero que en el estadio de manera silente está presente apoyando desde la incondicionalidad absoluta al equipo de sus amores. “Siento una pena tremenda. Estoy enfermo, no soy el de antes, tengo una diabetes que me consume y cada día me deja más abajo, estoy complicado de la vista, de un 100% veo un 13, me duele caminar, me duele todo, pero aún sigo adelante. Sé que quedarme en la casa, encerrado sería mi condena, por ello salgo dentro de mis posibilidades, voy al estadio me junto con los amigos y trato de llevar una vida normal, aunque el esfuerzo es sobrehumano”, confiesa el “Peche” en palabras emocionadas y con lágrimas que caen por su atribulado rostro.
EL PERSONAJE
Su apodo obedece a que su padre tenía una carnicería llamada “Don Peche”, y ahí Sergio, desde niño, quedó con ese apelativo.
De su amor por Rangers, recuerda a su tío el “Martillo” Cáceres, que jugó por los rojinegros. “Yo desde chiquitito veía a Rangers, me arrancaba de la casa para ir al estadio, estaba mucho en el camarín y por ello, conocí de cerca a muchos futbolistas que jugaron por Rangers y que me daban su cariño y simpatía. Yo era feliz y seguí siendo feliz, cuando ya de grande los colores rojinegros me traspasaban. Nunca imaginé, pero la vida así me lo dio al ser parte de la barra y el líder que se paraba en la mitad de la cancha y hacía a todos gritar el ERRE con A”, recalca.
RECUERDOS
En su tránsito con el amor a Rangers, ciertamente Sergio recuerda los momentos mágicos vividos con la enseña rojinegra, como la Copa Libertadores de América, el Rangers 83 y los ascensos frente a Everton en Talca y Viña del Mar. “Son pocas las alegrías del talquino y los ranguerinos. El hincha de Rangers es sufrido, somos hijos del rigor como una vez lo dijo Pablito Prieto, pero aun así la gente nunca los dejará solos. En todos los estadios del país, cuando juega Rangers, ahí hay una bandera con nuestros colores”, subraya.
LOS SUEÑOS
“Solo le pido a la vida que me dé la posibilidad de vivir el momento que Rangers, vuelva a Primera División. Es frustrante ver a Rangers en la B por tanto tiempo, nunca había sucedido, antes subíamos y bajábamos, se hacían buenas campañas, nos llamaban el ascensor o el mata elefantes y ahora son más sufrimientos que alegrías. Por eso le pido al hincha que nunca abandone a Rangers, ya que van a responder. Yo tengo una fue inmensa que así será. Hoy yo no puedo concebir que Rangers tenga buena campaña de visita y de local no gane ningún partido. Así es complicado”, dice.
A sus 70 años, Sergio agradece todo lo vivido, ya que se siente un profeta en su tierra, reconocido y querido. “Me siento querido en Talca y muy respetado. Me han hecho homenajes. Me han entregado galvanos y camisetas. Tengo la entrada liberada a cualquier sector del estadio, porque así el dueño del club, Felipe Muñoz, lo quiso, y con eso Rangers siento que me ha devuelto la mano. Creo que el día que me vaya seré muy acompañado por el pueblo y por los ranguerinos que se van a volcar a las calles. No es arrogancia, simplemente lo que he logrado cosechar desde mi humilde posición de hincha fanático, de mi gran amor que es Rangers y por mi consecuencia de vida de un humilde ciudadano que he levantado las banderas de mi club por todo Chile, y que he transmitido pasión”, indica.
Gracias Sergio por la grata conversación y por mostrar la grandeza de quien, como el río, a pesar de las dificultades, sigue siempre adelante.
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