Si bien se ha ido avanzando hacia un mayor cuidado de las mascotas, aún falta que muchos entiendan la pena que conlleva el fallecimiento de un perrito o gatito.
Por Cyntia Lemus Soto, fundadora de Fundación Paticorta
CURICÓ. A Lupita le encantaba salir a pasear con su hermanito Valentín, disfrutar de siestas al sol y ladrar a todo perrito que pasara por fuera de su casa. Pero toda esa energía inagotable llegó a su término hace una semana cuando sufrió un ataque al corazón y se fue al cielo de los peluditos.
La pena del entorno de Lupita es infinita, pero su mamá tuvo que volver a trabajar y dejar el llanto de lado. Hay que seguir funcionando, aunque el corazón esté destrozado.
En ese sentido, el duelo por una mascota no es del todo entendido por el entorno de la persona que está siendo afectada por esta pena. No hay permiso para ausentarse del trabajo y hay que seguir produciendo, aunque las ganas de llorar estén a todas horas del día. Ante lo cual, surge la pregunta ¿Se establecen diferencias entre la muerte de una mascota y la de un ser humano? “Hemos ido avanzando hacia una conciencia de los cuidados que requieren los animales y, en ese sentido, no hay tanto cuestionamiento hacia quien está siendo afectado por la muerte de una mascota”, indicó la sicóloga Lilia Morales Díaz, quien expresó además que es importante vivir el duelo para avanzar.
En opinión de la profesional, tanto la muerte de un ser humano como la de una mascota, contemplan las mismas etapas. Estas son el shock, la rabia, depresión, culpa y superación. “Para algunas personas, el trabajo les sirve como vía de escape ya que es un lugar que contribuye al soporte emocional. Y para otros, es mejor permanecer en el hogar para pasar el duelo”, aclaró.
PERMISO
Para Paulina Bravo, concejala y rescatista de animales, no es fácil para las personas entender que una persona sufre por la muerte de su mascota y que incluso, pueda entrar en una depresión. “Para muchos de nosotros, los animales son hijos e integrantes de nuestras familias, generando lazos muy relevantes con los seres humanos, pero esto no es comprendido por todas las personas. Incluso, muchos critican a quienes sufren por la partida de su bebé peludo”, expresó Bravo, quien mencionó que la muerte de estos seres nos genera mucha pena y cuadros depresivos. “Sería bueno que los sicólogos estuvieran preparados para manejar estas patologías. Y además, debieran existir alternativas para mejorar la calidad de vida de quienes están viviendo este duelo”, precisó.
Y en ese sentido, la edil se mostró de acuerdo con el proyecto de ley que está promoviendo el periodista José Antonio Neme y que busca que, quienes se encuentran viviendo el fallecimiento de su mascota, puedan acceder a un permiso. “Sería una buena alternativa que quienes están pasando por esta situación, pudieran optar a un día libre”, concluyó la sicóloga Lilia Morales.