Al igual que muchos jugadores, llegó a Talca por una temporada y se quedó para siempre.
Por Héctor Orellana Abaca
TALCA. En esta cita dominical del recuerdo, es muy agradable traer a la memoria pública a un destacado futbolista, que tuvo una interesante trayectoria tanto en el fútbol nacional como internacional. Un defensa con una reconocida solidez y capacidad técnica, dominador del área y muy elegante en la salida. Pero más allá de esa calidad, resalta por sus cualidades humanas, su caballerosidad y buen trato. Se trata de Jaime Sandoval Rosales, que al igual que muchos llegó a Talca por una temporada y se quedó para siempre con nosotros. “Mi paso por Rangers fue una linda experiencia. Estuve cuatro años, logramos el ascenso el 2000 y con mi señora Paola, decidimos radicarnos acá. Nos gustó la ciudad y su gente. Mi hijo Camilo nació aquí. Soy feliz de vivir acá, de trabajar y de tener muchos amigos”, dijo.
INICIOS
“Jugar fútbol para mí fue un sueño que tuve desde niño. Tenía 11 años y me fui a probar a Universidad Católica y ahí me quedé en las infantiles de los cruzados. Una institución de lujo en la cual aprendí muchos valores y principios que me han permitido enfrentar la vida, sin grandezas, de manera humilde y tratando siempre de hacer lo correcto por el respeto que todos, independiente de cualquier consideración, nos merecemos solo por el hecho de ser personas”, dice. “Cuando usted me habla y me define como respetuoso y caballero, está bendiciendo a mis padres que me educaron con mucha rigurosidad y dedicación”, señala Sandoval. El defensor dio la vuelta y fue quemando distintas etapas en su vida profesional, aprendiendo y asimilando experiencias, para llegar un día a convertirse en un reconocido y valorado futbolista profesional. “El año 87 y 88 hice divisiones inferiores en Universidad Católica, posteriormente jugué en San Antonio Unido y Municipal Las Condes, con este último jugamos una liguilla por el ascenso a Segunda División que ganó Linares en 1994. Al año siguiente se me abrió la puerta grande del fútbol y emigré a Cobresal donde jugué dos años, el 97 en Concepción y posteriormente cuatro temporadas en Rangers, donde logramos el ascenso en el año 2000. Marqué el primero de los goles del triunfo frente a Arica. El 2001 me fui a Coquimbo y terminé jugando cuatro temporadas en el fútbol de Indonesia. Me retiré a los 37 años, agradecido de todo lo que me dio el fútbol. La alegría de cumplir un sueño, de ser parte de grandes equipos, conocer gente y viajar por Chile y el mundo”, señala.
Sandoval agrega que su paso por el extranjero “fue una experiencia maravillosa. Viví con mi familia cuatro años en Indonesia. Era todo distinto en términos de cultura, costumbres y en el sistema de vida. Pero nos adaptamos y en realidad lo pasamos muy bien”.
PRESENTE
“Hace 14 años que trabajo en el Ministerio de Obras Públicas, donde tengo amigos que también compartimos en el fútbol profesional como César Muena, Víctor Ibarra y Ramón ‘Toti’ Castro. Soy feliz en lo que hago y tengo muchos amigos, con los cuales por cierto seguimos girando de vez en cuando en torno al balón, en jornadas que resultan memorables por el grado de amistad y cariño que rodea nuestro entorno”, señala.
Al momento de esta entrevista Jaime Sandoval se recuperaba de una intervención quirúrgica, producto de una lesión que arrastraba desde su época de futbolista y que con el paso de los años se estaba complicando.
Junto con desearle una recuperación favorable le agradecemos la distinción y cordialidad con la cual siempre nos ha distinguido y por haber adoptado en su momento la sabia determinación de declararse hijo adoptivo de Talca, ya que su presencia no pasa desapercibida y es un ejemplo frente a los egoísmos que de vez en cuando suelen aparecer en el acelerado escenario de la vida.
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