TALCA. “Me encanta caminar por las calles de Talca, y ser aún reconocido y saludado. Me hace bien, me alimenta el alma, vuelvo a vivir y, en lo emocional, representa un sentido de identidad y pertenencia a esta ciudad, que me ha dado tantas alegrías y bellos momentos que siempre vivirán en mi corazón. En Talca, soy feliz”.
Y no es para menos, ya que esta reflexión corresponde a Sergio Velazco, uno de los históricos de Rangers, que fue parte del recordado plantel de 1969 que jugó la Copa Libertadores de América.
En su casa, donde recibió al equipo de diario La Prensa, el “Monito” -como le apodan y que él lo acepta con cariño y simpatía- conserva un verdadero museo, donde están estampadas esas imágenes imborrables de una trayectoria notable, de un deportista que, si bien nació en Papudo, se nacionalizó talquino y por cierto ranguerino.
Sergio Velazco Beiza, vino al mundo un 20 de mayo de 1943, en el apacible balneario de Papudo, en la Región de Valparaíso, y ya a muy temprana edad, cuando el fútbol amateur se hacía en canchas polvorientas, mostró sus habilidades en su club Miraflores. Fueron esas cualidades que a los 18 años lo llevarían a formar parte del plantel profesional de San Luis, institución que lo inserta en el fútbol profesional en 1962.
“Ese fue un año especial, la temporada terminó en el verano de 1963, debido a la realización en Chile del Mundial de Fútbol. Llegábamos al último partido y jugamos con Colo Colo, teníamos la obligación de ganar y que Católica le ganara a Green Cross de Temuco, para salvarnos del descenso. Transcurrían 10 minutos del segundo tiempo e íbamos perdiendo 3 a 0. Mucha gente ya había abandonado el estadio, llorando por el casi descenso del equipo. Recuerdo que recogí una pelota que no tenía mayor destino y le pegué con la izquierda, que no era mi pierna más hábil y logré marcar mi primer gol en el fútbol profesional. Ese gol sirvió para meternos en el partido y en 18 minutos le hicimos 4 más a Colo Colo y nos salvamos, ya ganamos 5 a 3 y Católica ganó al Green Cross”.
Tras cuatro años en San Luis llega a Rangers, donde permaneció por seis temporadas, para luego emigrar a Antofagasta, plataforma que lo lleva a jugar en Bolivia, defendiendo las camisetas de Enal y San José de Oruro; Fígaro y The Strongest de la Paz y Jorge Wilstermann de Bolivia, para regresar a Chile, en 1976 a defender a Deportes La Serena y posteriormente volver a Bolivia para jugar otra temporada y en 1978 regresar a Chile, para vestir la camiseta de Trasandino y con ello terminar su trayectoria a los 36 años.
“Me quedaba cuerda para rato, pero una lesión me impedía jugar con regularidad. Me daba vergüenza ir a cobrar el sueldo y por ello decidí el retiro”.
LA COPA LIBERTADORES DE AMÉRICA
“Jugar la Copa Libertadores de América con Rangers, es uno de los momentos más inolvidables de mi paso por el fútbol. El año 1969 fuimos campeones del provincial y vicecampeones del torneo chileno. Eso es algo que no puedo olvidar. Uno de los cimientos del éxito fue que ese equipo era de muchos talquinos, que sentían la camiseta, al club y a los hinchas de manera distinta”, recuerda Sergio Velazco.
El equipo era dirigido por Óscar Andrade y quedó inserto en el grupo 3 Junto a Universidad de Chile, Deportivo Cali, América de Cali de Colombia, Guaraní y Olimpia de Paraguay. Rangers termina en el último lugar del grupo con 3 puntos.
“Creo que el equipo hubiera sido otro, pero influyó que Rodolfo Begorre, que estaba a préstamo regresara a Everton, y que no se lograra acuerdo económico. Con eso la cosa hubiera sido distinta”, nos comenta Velazco.
LA VIDA DESPUÉS DEL FÚTBOL
Su retiro del fútbol fue motivo de variados reconocimientos, que lo sitúan como uno de los deportistas de élite de Papudo y la provincia de Petorca.
Se dedicó al rubro del transporte y al servicio de la comunidad católica como ministro de comunión y catequista pre-bautismal, tarea que asumió con mucho amor y entrega a Dios en la parroquia de Papudo.
Junto a su esposa Ana, talquina, al igual que su hija Bárbara y tras la pandemia, decide radicarse en Talca, donde hoy en la tranquilidad de su hogar disfruta de la vida, de las reuniones con sus excompañeros de equipo, de su amor a Rangers, a la ciudad, a su gente a su entorno y de las reuniones del Club Social y Deportivo Rangers, que reúne a exjugadores y colaboradores de la institución.
El compromiso era hablar unos minutos con nuestro equipo, lo que no fue posible, pues fueron horas, en donde también mostró sus habilidades culinarias, agasajándonos con unas empanadas de “locos” preparadas con sus propias manos, para un momento que sin duda fue especial.
Emoción a raudales, recuerdos, anécdotas e historias, únicas e inigualables. Que Talca sepa que, entre nosotros, vive un hombre y un deportista que dejó una huella imborrable y que, en cada una de sus palabras, simplemente se encuentran las maravillas de la vida, la belleza de la palabra sentida y la ilusión a los soñadores.
Desarrollado por
