Ministro Rodrigo Biel reconoce insatisfacción por no haber resuelto crimen en caso “La Calchona”

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El ministro Rodrigo Biel, pone término a su carrera dentro del Poder Judicial.

Magistrado concluye carrera judicial. Como juez especial, investigó el homicidio y permitió dejar en libertad a quienes estuvieron injustamente presos. Pasados 35 años, aún no hay culpables.

TALCA. Este jueves 4 de noviembre, será el último día en que el ministro de la Corte de Apelaciones de Talca Rodrigo Biel Melgarejo, ejercerá tan alta función dentro del Poder Judicial. Al cumplir la edad máxima que permite la ley, dejará la magistratura.
Terminará así su carrera judicial, iniciada en 1974, que le significó ser secretario del Juzgado de Menor Cuantía de Linares, secretario del Primer Juzgado de Letras de Puerto Varas, juez de Los Lagos, relator de las Cortes de Apelaciones de Puerto Montt y Valdivia. Desde 1992, es ministro de la Corte de Apelaciones de Talca. En junio del 2017 y durante 15 días, asumió como ministro suplente de la Corte Suprema.
El ministro Biel, se ha caracterizado por su caballerosidad y cercanía con los medios de comunicación. Quizás, esto último, porque entre sus opciones de estudio estuvo el Periodismo, pero finalmente optó con Derecho.
Se declara un hombre católico y, por ende, de fe. Y de esto, hay un hecho que -según declara- le marcó en su vida.
Cuando el Papa Juan Pablo II visitó Chile en el año 1987, estuvo en Puerto Montt. El ministro Biel, a petición del arzobispo Eladio Vicuña, fue jefe de protocolo en el aeropuerto “El Tepual” para recibir al Santo Padre. De hecho, hay una fotografía de Biel saludando al “Mensajero de la Vida” y que guarda celosamente en la hasta hoy su oficina en el tribunal.
De lo que le dijo el Papa, recuerda una frase que no se le ha olvidado: “Lo bendigo a Usted y en Usted, bendigo a todo lo que de Usted depende”. Al presidente de la Corte de Puerto Montt, le señaló: “Sean justos”.

¿Y esta última frase del Papa, marcó, de alguna manera, su carrera dentro del Poder Judicial?
“Es complicado esto de ser justo., porque la Justicia tiene muchas acepciones, como entregar a cada cual lo suyo, pero muchas veces se confunde justicia con venganza que, en algunos casos, es absolutamente natural y obvio (…) Pero ahí está el rol del juez, que no es un vengador, sino que tiene que aplicar el derecho, la ley, la equidad, el criterio y tratar de ser justo. En mi vida judicial, he puesto mucho más énfasis en que el juez tiene que tener humanidad; el juez, no puede perder de vista que, tanto el hechor como la víctima, son seres humanos”.

¿Cómo asume usted cuando le gente dice que hay justicia para unos y no para otros?
“Hay mucho de injusto en eso, porque se nos critica en todo, pero hay una casualidad y es que todo se judicializa y si no existiera confianza (en la justicia), entonces, por qué se judicializa. Resulta que por la acción de los tribunales se han logrado muchas cosas que no se han conseguido a través de la ley, por ejemplo, lo que tiene que ver con las Isapre, los medicamentos de alto costo (…) Lo que pasa, es que la gente quiere que fuera más rápido, pero el alto volumen de casos (causas que reciben los tribunales) lo impide y ese es el drama”.

LA CALCHONA
En junio de 1987, quedó al descubierto el crimen de una joven de 18 años de edad en el puente “La Calchona” (salida norte de Talca) y por el que fueron condenados tres muchachos. Debido a la conmoción pública, Rodrigo Biel fue designado ministro en visita para investigar el caso. Había dudas que ellos eran los autores del macabro crimen. Finalmente, y gracias a las diligencias realizadas por él, los jóvenes fueron absueltos y recuperaron su libertad, tras casi cinco años presos. Hasta hoy, no se sabe quién mató a María Soledad Opazo.

¿Para usted es una frustración no haber podido resolver este caso y dar con el o los autores del crimen?
“Ahí hay dos problemas. Uno, el haber resuelto en relación a las personas que habían sido condenadas en forma equivocada. Recuerdo que cuando les notifico el fallo, les digo que el fallo no lo iba a defender yo, sino ustedes (ellos), en la medida que nunca cometieran delitos y hasta el momento, no he sabido que ellos hayan cometido delito. Incluso, algunos han venido a conversar conmigo por problemas personales, a pedirme consejo. Pero también hay una insatisfacción, en cuanto a no haber podido resolver quiénes mataron a esa niña…”.

¿Nunca hubo una pista que permitiera saber quién o quiénes fueron los culpables de este caso?
“No, porque la causa se sobresee y después no llega ningún antecedente, lamentablemente. En lo íntimo uno tiene sospechas, pero que no logran la fuerza como para poder cambiar esa decisión”.

¿Es una frustración no haber resuelto el caso?
“Uno tiene que ir quemando etapas, porque siempre uno trata de desligarse de los casos cuando sale del tribunal, pero a veces no se puede… los jueces, no solo ocupamos el tiempo en escuchar los alegatos o estudiar para fallar, a veces, hasta cuando uno se acuesta, está pensando en cómo resolver (…) Hay un trabajo continuo”.

LEGADO
¿Cuál es el legado que le deja a las nuevas generaciones de jueces o ministros?
“A lo mejor es pretencioso decir legado, pero lo que anhelaría es que los nuevos jueces hagan suyo este ideario mío de la humanidad y no perder ese sentido…”.