La importancia de que niños puedan practicar juegos que sean un real aporte en su desarrollo

0
628
Un gran desafío es invitar a los niños a actividades de juego, en donde el elemento motivador sea más fuerte que el llamado que tienen a través de una pantalla, por ejemplo, de un celular.

En estas vacaciones de invierno. Por ejemplo, una alternativa que se puede ejecutar es poder plantear las tareas domésticas a los menores “de forma lúdica”.

TALCA. Tomando en cuenta que los más pequeños de la casa tendrán un mayor período de vacaciones, se torna más que crucial que los padres o tutores puedan guiarlos en la práctica de juegos que, a la larga, generen un impacto positivo en el desarrollo de cada uno de ellos. El académico de la escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad Católica del Maule (UCM) Andrés Tobar, abordó dicha materia, recalcando de entrada que el juego se presenta como la ocupación “más significativa” en dicha etapa de la vida.

En tal contexto, Tobar señaló que en estas vacaciones hay que tener un especial resguardo de proveerle a los menores “diferentes alternativas, en las que se pueda vincular y desarrollar como persona” y resguardar “que no se restrinjan esas oportunidades a un solo tipo de juego”, por ejemplo, la exposición prolongada a “ambientes virtuales”, ligados a algún tipo de pantalla. “El juego es mucho más complejo que aquello, es como si nosotros nos limitáramos a solo un tipo de acción o bien a un tipo de actividad en nuestra vida cotidiana (…) El juego en sí es una actividad que te involucra completamente (…) Mientras más diverso sea el juego y mientras más amplia sea la convocatoria para que el niño se involucre, será más nutritivo para su proceso de desarrollo”, subrayó.

DESAFÍO

Si bien reconoce que no se trata de una tarea sencilla, Tobar indicó que aquello debe ser abordado por los padres o tutores como “un desafío”. Por ejemplo, una alternativa que se puede ejecutar es poder plantear las tareas domésticas a los menores “de forma lúdica”. “Las rutinas cotidianas de cada hogar son una invitación para que el niño participe de ellas jugando. Jugar a diferentes juegos de roles, de organización. Es un desafío grande para la creatividad de los papás y ahí quizás es necesario, algunas veces, recurrir a la orientación de un profesional”, dijo. “Son actividades que dependen mucho de cómo el adulto las plantee. Si lo hacemos desde la obligación o la imposición, siempre vamos a encontrar resistencia, pero si el adulto logra convocar, proponer, desafiar incluso al niño, va asegurar que el grado de placer que va tener el niño en involucrarse en esas actividades va a ser mucho más alto”, acotó. 

LLAMADO

El llamado además para los padres es a “predicar con el ejemplo”, sobre todo considerando que los niños en tal etapa “son muy buenos para imitar” las conductas de quienes lo rodean. En otras palabras, si ellos observan que sus padres constantemente están utilizando el teléfono, pensarán que se trata de algo “normal”. “Ahí hay un desafío muy interesante para los papás, en términos de poder invitar a los niños a actividades de juego, en donde el elemento motivador sea más fuerte que el llamado que tienen las pantallas y los entornos virtuales (…) Los adultos tenemos mayor capacidad de autorregulación, por tanto, podemos suspender o decirle pare a una pantalla y prescindir de ellas (…) Hay que predicar con el ejemplo, si nos ven como adultos que de manera permanente atendemos las pantallas, ellos van a replicar ese ejemplo”, dijo. “El llamado es a los papás es a desarrollar la creatividad y también a apropiarse del espacio de las vacaciones, que es un espacio único, donde la familia tiene la gran oportunidad de compartir tiempo y espacios, que la vida cotidiana restringe”, acotó.

DIVERSIFICAR

Si bien, dicho académico plantea que los juegos de activación o motrices, es decir, que impliquen que niñas o niños “se desplacen” e “interactúen con objetos”, son los que más favorecen el desarrollo de ellos, lo recomendable es poder “diversificar” dicha matriz, es decir, que tengan “varias alternativas”. “Salir al aire libre, explorar otros ambientes, cambio incluso de casa, donde el niño pueda moverse, pueda explorar activamente, pueda manipular objetos, ingresar o percibir el mundo con otras sensaciones, eso favorece mucho tanto la regulación de la conducta del niño como también su parte afectiva”, concluyó.