Presidenta de Corte de Apelaciones asegura que en la justicia no existe la “puerta giratoria”

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Magistrada Jeanette Valdés Suazo, presidenta de la Corte de Apelaciones de Talca.

Magistrada Jeanette Valdés. Es la tercera mujer en ocupar dicho cargo en el máximo tribunal de la región. “No existen juezas o jueces de hierro”, afirma.

TALCA. A la ministra Jeanette Valdés Suazo le ha correspondido presidir este año la Corte de Apelaciones de Talca y es la tercera mujer, en los 133 años de historia del máximo tribunal judicial maulino, en ocupar dicho cargo.
“Es una gran responsabilidad y, al mismo tiempo, implica también un reconocimiento a todas las mujeres que hicieron posible que llegara a este cargo, porque a la mujer (en general) le costó estudiar leyes, porque en otros tiempos era difícil”, sostiene.

¿Y para una mujer, es difícil hacer carrera dentro del Poder Judicial?
“No es difícil ingresar al Poder Judicial y, de hecho, en el escalafón primario hay más mujeres que hombres, pero en los cargos superiores (ministras de Cortes de Apelaciones, Suprema) eso es mucho menos y no hay paridad en este momento. Ha sido difícil por distintos motivos y uno parte de las mismas mujeres. Hace pocos años, se hizo un estudio de por qué llegaban pocas mujeres a la Corte Suprema y una de las sorpresas es que postulaban pocas mujeres. Pero hoy, están más decididas en postular”.

¿Una mujer (jueza o ministra), tiene mano dura o blanda para aplicar justicia?
“No hay mano dura ni blanda porque, en definitiva, el hacer justicia es dar a cada uno lo suyo y eso depende de cómo quién lo interprete. Para algunos, la decisión que se adopte es dura y otros pueden considerar que debió ser más dura o firme; eso depende de cada caso, es una interpretación. Nosotros, simplemente, impartimos justicia, ni más dura ni más blanda”.

¿Entonces, no existen los jueces o juezas de hierro?
“Eso tiene que ver con los estereotipos respecto de hombre o mujer y también con que había muchas mujeres que, a lo mejor, para ser reconocidas o respetadas y tenían que asumir, a lo mejor, una actitud más dura en su forma, pero creo que no la decisión (sentencias) y en esta última, uno tiene que decidir conforme a Derecho y a los antecedentes (del proceso)”.

¿Las leyes chilenas son buenas o malas?
“No son buenas ni malas; las leyes atienden a un momento que está viviendo el país, así han surgido en general, para atender o resolver un conflicto o situación, mejorar otras. No me atrevería a decir si son buenas o malas; regulan situaciones. Hay leyes en que uno podría decir que quedaron cortas, que tenían las mejores intenciones, pero les faltaron los recursos o ver toda la problemática que eso encierra. Tenemos la Ley de Violencia Intrafamiliar, la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, que pretendían resolver o mejorar una situación, pero se fueron quedando cortas en lo que inicialmente fueron (cómo se originaron) y significó ir mejorándolas con el tiempo. Eso pasa con muchas, sobre todo con las leyes que surgen en caliente, respecto de una situación puntual; atienden a eso y después se dan cuenta que faltaron otras cosas”.

REFORMA

Se cumplieron 20 años de la implementación de la Reforma Procesal Penal en el Maule ¿Le pone buena nota?
“Le pongo buena nota en general, porque ha ido modificándose. Puedo opinar, porque conozco el sistema antiguo y la Reforma trajo el enriquecimiento del trabajo, en el desarrollo de la función, tanto del juez como los demás intervinientes. Es darle a una persona, imputada por un delito y que puede ser culpable o inocente, el derecho a un procedimiento justo. Antiguamente, los imputados no tenían abogado, salvo si lo podían pagar; en caso contrario, el juez del Crimen le designaba al abogado de turno que atendía gratis, entonces, para el abogado era una carga. Muchas veces los jueces tuvimos que insistir en que hiciera nuevamente la contestación, porque no se hacía cargo de todos los problemas y lo dejaba en la indefensión. El nuevo sistema ha enfrentado esa situación del imputado, pero también ha ido teniendo cambios, como la consideración de las víctimas, y la Fiscalía tiene una unidad de atención, así que, general, creo que ha significado un avance en el sistema penal, con todas sus falencias, mejoras y cambios que seguirán dándose”.

¿Hay un abuso en la aplicación de la medida cautelar de prisión preventiva? Al menos así lo ha planteado la Defensoría Penal Pública.
“Hasta antes de la reforma, cerca del 50% de los imputados estaba en prisión preventiva, esperando una sentencia. Con el nuevo sistema, bajó a un 20% y ha subido a cerca de un 30%, pero eso tiene que ver con las leyes que se han ido dictando y que han endurecido ciertas penas, (por ejemplo) las que dicen relación con los delitos contra la propiedad con uso de la fuerza, que limitan la posibilidad de rebajar las sanciones, lo mismo pasa con los homicidios y Ley de Control de Armas. Entonces, de acuerdo a la legislación vigente, cuando el juez tiene que decidir si concede o no una prisión preventiva para determinar si una persona es o no un riesgo para la seguridad de la sociedad, uno de los aspectos a considerar es la pena (asignada al delito). La prisión preventiva no es una pena anticipada, pero es un aspecto que el juez tiene que considerar… Se han aumentado (las penas), pese a que se habla tanto de la puerta giratoria”.

¿Existe la puerta giratoria?
“La misma Defensoría lo ha dicho, que han aumentado las prisiones preventivas y no han disminuido… En definitiva, cómo se transmite una noticia y crea cierta inseguridad en la gente, el sentir que se está dejando libre a los delincuentes, con pruebas contundentes y eso no es así. No existe la puerta giratoria, es una frase política, pero en los hechos y si conversa en un panel con expertos penales, le dirán lo contrario y basta con ir a las cárceles”.

La ministra Valdés, es la tercera mujer en ejercer la presidencia del tribunal de alzada.