Cuando ya no pueda ser peor

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Editorial

No dejan de ser interesantes los contenidos de múltiples y diversas publicaciones que están apareciendo regularmente en internet sobre la evolución de la pandemia del Coronavirus y cuya historia tiene sus orígenes mucho antes de 2019, como erróneamente creen muchas personas.

En efecto, las primeras evidencias, investigaciones y estudios –hechos en profundidad– datan de hace casi diez años.

No siempre es fácil tener simultáneamente dos miradas razonablemente objetiva sobre este problema tan complejo porque, obviamente, el primer enfoque debe hacerse sobre lo que está ocurriendo en el entorno donde uno vive, comenzando por la propia ciudad, la comuna, la provincia o región y finalmente todo el país para luego mirar lo que sucede a nivel del continente, hasta abarcar al mundo entero.

Hay lugares del planeta donde la situación es tan grave y deprimente que nos conmueve, como por ejemplo lo que ha estado ocurriendo en ciertos sectores de la India, donde la pobreza y los ritos religiosos milenarios, nos dejan en el umbral de las lágrimas, particularmente cuando la televisión ha mostrado a cientos de hombres y mujeres a la orilla de un río, embadurnando sus cuerpos con excremento de vacas.

Y en la otra cara de la medalla hay escenarios casi envidiables como puede ser lo que está pasando en Inglaterra (digamos mejor, Reino Unido) donde hace pocos días ha comenzado la segunda fase de la anhelada “desescalada” de contagios y ya se habla de la reapertura de comercios no esenciales, como peluquerías, salones de belleza o gimnasios.

La primera fase había empezado el pasado 29 de marzo cuando se puso fin a la recomendación de no salir de casa a menos que fuera para asuntos vitales, mientras que la tercera fase partió el lunes de la presente semana, con la reanudación de los vuelos internacionales.

Esto se debe más que nada al gran avance en materia de vacunación para los diferentes segmentos etarios de la población y la creciente toma de conciencia por parte de los británicos en general.

Según la OMS, hasta el domingo 16 de mayo de 2021, alrededor de 3,4 millones de personas habían fallecido a nivel mundial a consecuencia de la Covid-19, pero tendrá que llegar el día en que “ya nada, nada pueda ser peor…”.