Cuando en el mes de marzo del año pasado (2020) comenzaron a notarse los primeros y terribles “coletazos” de la dramática crisis sanitaria por la pandemia del Coronavirus, la gente en todo el mundo, fue viendo con pena, rabia e impotencia, cómo comenzaban a perderse los empleos, a raíz del obligado cierre de muchísimas empresas en los más diversos rubros.
Ha pasado sobradamente más de un año de esta verdadera debacle y el nivel de recuperación en el área laboral ha sido angustiosamente lenta.
Como ha ocurrido en todas partes, en Chile los sectores más duramente golpeados han sido (entre otros) el turismo, la gastronomía, el transporte y -por qué no decirlo- también la prensa escrita, lo que quedó en lastimosa evidencia al desaparecer, al menos en su versión física (o de papel) numerosos diarios los que debieron subsistir solamente en el “universo online” o, lisa y llanamente, quebrar y poner un punto final a todo, lo que implicó, lamentablemente muchos despidos, afectando a miles de hogares.
Como era obvio, ciertas actividades económicas y laborales lograron, no solo mantenerse, sino que incluso vieron incrementadas sus ventas como son las asociadas a la salud y la alimentación como las farmacias, las carnicerías, panaderías, ferias y mercados de frutas y verduras, etc.
En los últimos meses, sin embargo, la gran sorpresa se ha ido consolidando en el ámbito de la construcción y particularmente en el sector privado y, por cierto, en iniciativas de tipo familiar; de menor envergadura tal vez pero, eso sí, en gran número.
Esto se viene notando más que nada en la enorme demanda de ciertos materiales indispensables como planchas de zinc; pizarreño, maderas, herramientas de todo tipo y los insumos básicos…y no precisamente a los precios más bajos.
También se nota que hay una gran demanda de casi toda la mano de obra especializada disponible y hoy por hoy, es difícil encontrar maestros contratistas y obreros calificados.
Se sabe incluso de hombres jóvenes que perdieron sus empleos y buscan “pitutos” en la construcción.
Hay gente, al parecer, que ha estado ocupando buena parte de sus “retiros previsionales” en hacer arreglos o ampliaciones en sus casas y esa sería la explicación para este “boom” del área de la construcción.
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