La pandemia del Covid-19 y la ruralidad

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Editorial

A esta altura de la pandemia del Coronavirus –que se empina ya por los 14 meses– y aunque parezca una perogrullada, se ha venido comprobando que las comunas que presentan mayores contagios son las más densamente pobladas.

Esto no implica necesariamente que la superficie de esas comunas sea también la más grande porque, por ejemplo, en la provincia de Curicó, la comuna cabecera tiene mil kilómetros cuadrados y su vecina hacia el nororiente (Romeral) tiene más de 1.500 Kms2.

El asunto definitivamente tiene que ver con la cantidad de habitantes y la forma cómo están conformadas socialmente, las diferentes comunidades y el comportamiento de las familias.

La forma longitudinal de nuestro largo país hace que se pueda comparar con el esqueleto de un pez y tanto hacia el oriente como hacia la costa, se advierte una marcada ruralidad y, por ende, la densidad poblacional hacia ambos costados es marcadamente menor, mientras que las urbes del eje central están atiborradas de gente.

A lo largo de la historia, esta sobrepoblación de las capitales provinciales y regionales, se fue dando porque miles de hijos e hijas de campesinos se fueron allegando a las grandes ciudades buscando “nuevas y mejores oportunidades”, las que, lamentablemente muy pocos lo encontraron y esos jóvenes, sin embargo, no volvieron a sus puntos de origen y muchos de ellos hoy están sufriendo con mayor crudeza al azote de la crisis sanitaria.

Desde siempre la actividad agrícola ha constituido una importante y vital faceta en la economía nacional y en el fondo, ha significado por muchos años una forma de vida para cientos de miles de familias, lo que va más allá de los simples ciclos de las siembras y las cosechas, porque también incluye las dificultades que ha enfrentado desde siempre el mundo campesino.

Sin embargo, desde hace un tiempo, se ven luces de esperanza ya que muchos jóvenes están volviendo al campo, pero ya capacitados técnica y profesionalmente, para sacarle el mejor provecho posible a la tierra, tanto sea en parcelas familiares o como trabajadores calificados de alguna empresa o industria.

En todo caso, por el momento son precisamente esas alejadas y algo más apacibles localidades rurales, las que presentan actualmente el menor número de compatriotas contagiados.