La libertad de vacunarse

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Editorial

Las primeras vacunas para combatir el Covid-19 llegaron a nuestro país como un verdadero regalo de Navidad. Por esos días el proceso de inoculación se concentró en el personal de la salud.

Ya en febrero fue el turno de la población de más riesgo, los adultos mayores, quienes como de costumbre cumplieron responsablemente con su responsabilidad y acudieron en masa a recibir su vacuna.

Pero a medida que van bajando los rangos etarios, también va bajando la cantidad de personas que acuden a este llamado y por razones que muchos no entienden, prefieren no vacunarse.. así es, muchos toman la decisión de no recibir esta importante inoculación.

Al parecer, el hecho que hayan muerto más de 25 mil personas en Chile, más de 3 millones alrededor del mundo no les causa preocupación.

O que más de un millón de compatriotas han tenido la enfermedad, tampoco es un dato relevante.

Algunos aseguran que el proceso de vacunación contra el Covid-19 en Chile se ha estancado, otros piden que se abra mucho más el rango etario para que personas más jóvenes puedan ser inoculados antes de lo que se espera y así, protegerse de este mortal virus que nos acompaña hace más de un año.

Hay expertos que aseguran que, debido a este “estancamiento” en el proceso, la inmunidad colectiva (o de rebaño) no se alcanzará en junio tal como ha anunciado el ministro de Salud, Enrique Paris, sino que sería entre agosto o septiembre.

Lo cierto es que sí se ha notado una baja en la cantidad de personas que cada día acude a los centros de vacunación a lo largo del país. De hecho, las mismas personas que trabajan en esta campaña lo han comentado a este medio de comunicación, manifestando que hay días en que no llegan más de diez personas en una mañana.

Ciertamente, esta situación es preocupante y si a eso le sumamos las fiestas ilegales, la falta de empatía de algunos y la irresponsabilidad de otros, la verdad es que la inmunidad colectiva efectivamente será más difícil de alcanzar.