El final de un largo camino

0
704
Editorial

Un verdadero “Vía Crucis” fue el que experimentó el proyecto que, desde la presente semana, tiene a Curicó con un refaccionado Santuario El Carmen, recinto que cada segundo domingo de octubre se transforma en el “epicentro” de la ciudad, gracias a la tradicional “Procesión de la Virgen”. Cabe recordar que se trata de una iniciativa que surge luego de los severos daños estructurales que experimentó dicho recinto, producto del terremoto que azotó a la zona central, la madrugada del 27 de febrero del 2010.

Varios fueron los “obstáculos” que dicha iniciativa, financiada con recursos designados desde el Gobierno Regional, tuvo que superar. De partida, como inspectores técnicos de dicha obra, el municipio curicano decidió finiquitar el contrato que en su momento fue suscrito con una constructora oriunda de Chillán, medida que se justificó producto del retraso en la propia ejecución de las obras, el incumplimiento en el pago de las remuneraciones a trabajadores y proveedores, entre otros puntos. Los meses pasaron y cuando se volvió a generar el proceso para la licitación de los trabajos que quedaron pendientes, surgió otro inesperado “inconveniente”: se dio a conocer que, para participar del respectivo proceso, la empresa que se adjudicó el proyecto habría presentado “documentación falsa”. Así fue como el tiempo siguió transcurriendo, hasta que, durante el 2019, tras una serie de dimes y diretes, nuevamente se acordó adjudicar el proyecto, por más de 340 millones de pesos.   

En resumen, debió pasar casi una década para que dicha estructura, considerada como parte del “patrimonio arquitectónico” a nivel local, estuviera nuevamente de pie, disponible para la comunidad. ¿Deben pasar más de 10 años para que una iniciativa de tal naturaleza pueda ser “completada”?

Independiente de lo complejo que fue el camino, viendo el “vaso medio lleno”, el proyecto consiguió ser finalizado. Viendo el “vaso medio vacío”, todavía hay otros recintos curicanos, también de importante valor arquitectónico, que siguen en esa “eterna” espera: la Iglesia San Francisco, la escuela Balmaceda, la estación de trenes, por solo nombrar algunos.      111