Cuando un niño se pierde

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Editorial

El caso de la insólita desaparición del niño Tomás Bravo, de 3 años y 7 meses de edad, se supo en la tarde-noche del miércoles recién pasado y si bien esto sucedió en un sector rural de la comuna de Lebu, provincia de Arauco, pudo haber ocurrido en cualquier zona de similares características en nuestro país.

La tragedia ha convertido este conmovedor drama familiar en un hecho que remece la conciencia colectiva de todos los chilenos y se ha transformado en una noticia de primera plana en todos los medios de comunicación y –por cierto– está siendo multiplicada con los miles de comentarios y opiniones en redes sociales.

Si este mismo hecho hubiera acontecido unos 60 años atrás, no habría concitado el mismo interés y atención que ha suscitado actualmente, porque la asombrosa nueva tecnología comunicacional nos permite estar informados al minuto de todo lo que pasa.

El extravío del pequeño Tomás no solamente generó una búsqueda masiva en el área rural cercana al hogar donde vivía el menor sino que también ha dado pábulo para las más diversas tesis, incluyendo algunas no exentas de esa morbosidad que suele darse en algunos sectores de nuestra sociedad.

Lo cierto es que se ha ido acrecentando una comprensible corriente de solidaria empatía hacia el caso del niño perdido y, especialmente muchas mujeres –a lo largo y ancho del país– se han puesto en el lugar de la madre del inquieto y simpático Tomás, cuyas tiernas imágenes se han multiplicado en todos los medios informativos.

Este suceso tan triste ha dado pauta para llamar a las conciencias en todos los hogares, en cuanto al cuidado que debe tenerse con los menores (como también de personas mayores que suelen extraviarse) y hasta se ha vuelto a sugerir la idea de aplicar dispositivos bajo la piel de quienes pueden perderse y así detectar fácilmente su ubicación.

Más allá de las posibles responsabilidades relacionadas con el caso del pequeño Tomás, el tema de fondo radica en la angustia y la pena colectiva que se produce cuando un niño inocente se pierde.