
Fue una ceremonia llena de recogimiento y gratitud, en la que se destacó su legado pastoral, su espíritu servicial y su fidelidad al Evangelio.
POR HÉCTOR ORELLANA ABACA
FOTOS CARLOS ALARCÓN DUARTE
TALCA. Con profunda emoción y gratitud, la comunidad diocesana de las provincias de Curicó y Talca despidieron ayer al sacerdote Mario Ángel Molina Guaita, quien partió a la Casa del Padre tras más de 71 años de fecundo ministerio sacerdotal.
Su vida, marcada por la entrega pastoral, el servicio al prójimo y un amor inquebrantable por la Iglesia, deja una huella imborrable en la historia diocesana y en el corazón de quienes lo conocieron.
La misa, presidida por el obispo de la Diócesis de Talca, Galo Fernández, se realizó en la Catedral de la capital maulina, con la presencia de representantes de la comunidad y sacerdotes de la diócesis.
También se contó con la presencia de Horacio Valenzuela, exobispo de Talca, que se manifestó muy emocionado por la partida de Mario Molina.
Fue una ceremonia llena de recogimiento y gratitud, en la que se destacó su legado pastoral, su espíritu servicial y su fidelidad al Evangelio.
REACCIONES
“Un extraordinario sacerdote. Celebramos hace poco los 100 años de la diócesis y don Mario nació hace 95 y sirvió como sacerdote 71 años en los más los más diversos lugares. Buen sacerdote, fiel, unido a la Iglesia, disponible para la gente, le tocó transitar por tiempos muy variados y espacios muy distintos. Estamos muy agradecidos del Señor, de su testimonio sacerdotal tan extraordinario y agradecidos del cariño de tanta gente que ha querido despedirlo y que lo han acompañado en esta hora que parece raro decirlo, pero una hora que él mucho esperaba, esperaba encontrarse con el Señor y si bien tenemos dolor, tenemos alegría porque confiamos que aquí se manifiesta nuestro proyecto de vida”, dijo el obispo de la diócesis monseñor Galo Fernández.
GUÍA ESPIRITUAL
Héctor Mejías, reconoció en el sacerdote Mario, un guía espiritual que lo acompañó en un momento crítico de su vida. “Una pérdida importante para nuestra diócesis, en mi caso personal fue un guía espiritual, en un momento familiar crítico él fue mi guía para unir la familia y poder continuar. Entonces soy un eterno agradecido del padre Mario, porque fue una persona muy importante en mi vida y en la vida familiar. Mi hijo Daniel fue acólito de acá, conoció al padre Mario y por lo tanto estamos muy tristes, pero a la vez felices porque era un hijo de Dios. Gracias Dios por haberlo tenido en mi camino, por la posibilidad de conocerlo. Siempre seré un agradecido de él”.
Mario Molina Guaita será recordado por su sencillez, su sabiduría pastoral y su profundo amor por las comunidades que acompañó durante más de siete décadas. La Iglesia Diocesana de Talca, agradecen a Dios por el don de su vida y por su testimonio de fe, servicio y entrega.
Su memoria permanecerá viva entre los fieles, sacerdotes y comunidades que encontraron en él un ejemplo de pastor cercano, alegre y comprometido con el Evangelio.


