Disponibilidad del recurso cayó a menos del 50% en un par de semanas.
Plantean imperiosa necesidad del Embalse La Jaula, para estabilizar cauce y asegurar riego.
Jaime Silva Bravo. Director Ejecutivo Codeagro
Si bien el trabajo agrario demanda numerosos insumos, no cabe duda que, más allá de la tierra cultivable, el agua es -literalmente- vital. Las intensas olas de calor que ha sufrido la zona central han generado uno de los más indeseables efectos, la pérdida de reserva de nieve en la alta cordillera y, consecuentemente, una caída abrupta del nivel de los cauces naturales, lo que dificulta el riego en una época de gran demanda.
ALARMA
Particularmente severo ha sido el efecto en la hoya hidrográfica del río Teno, donde luego de gozar de abundancia por varias semanas, el nivel del agua se vino al piso, causando daños en cultivos, especialmente los de temporadas y con mayor intensidad en los predios situados al poniente de la Ruta 5 Sur, es decir, la parte más baja de la red de canales.
La alarma fue notable no solo entre agricultores, sino también entre los ganaderos que se vieron complicados, para la bebida animal y el riego de los campos de forraje en pleno desarrollo y consumo.
Una agotadora gestión debió realizar el Área Técnica de la Junta de Vigilancia del Río Teno (JVRT), a cargo de la profesional Lorena Arancibia, ya que -junto al equipo de celadores de la JVRT- intentó contrarrestar la escasez, aportando caudal de la reserva de El Planchón que, según dijo, llegó a entregar 15 metros cúbicos por segundo; su capacidad máxima de tributación.
EMBALSE LA JAULA
Es en estos eventos, donde el sector agrario, el más importante de la economía provincial, resiente la falta de un gran acumulador de las aguas lluvia, por lo mismo anhela se aceleren los pasos para hacer realidad el Embalse La Jaula, a situarse en la zona alta del río. Son miles de millones de metros cúbicos (m3) de agua dulce que cada año se derraman al mar, sin poder reservarlos para los tiempos de escasez o sequía como la prolongada que se sufrió por casi 15 años; solo brevemente interrumpida por las últimas dos temporadas invernales.
El clima está tan alterado, tan inestable que hace imprescindible contar con esa infraestructura, que es relativamente pequeña (solo 160 millones de m3), si la comparamos, por ejemplo con Embalse Colbún, que alcanza a los mil 500 millones m3; casi 10 veces más grande que el añorado Embalse La Jaula; el sueño de las organizaciones de usuarios de aguas (OUA’s), hace más de cuatro décadas.
INFRAESTRUCTURA
Otro de los grandes dolores de los agricultores de esta cuenca, es el grave daño causado a la infraestructura de riego, por las mega-crecidas durante el invierno de 2023, donde el cauce “desbocado” arrasó con numerosas bocatomas, sistemas de compuertas y estaciones de telemetría; alcanzando pérdidas por varios miles de millones de pesos. Particularmente afectadas resultaron comunidades como La Cañada (Guaico Centro), donde el río les llevó todo; o la OUA, Maqui Macal en el sector La Montaña; y la comunidad Maqui Chico, al interior de la comuna de Romeral (ruta J-55 Km. 29,5), donde el río les destruyó bocatoma y un tramo importante del canal que conducía las aguas al sistema de compuertas y medición. Peor aún, las obras para restablecer el camino y posterior enrocado, no consideraron la “rehabilitación” del mencionado canal y hasta la fecha sufren por no contar con acceso al agua para más de 500 hectáreas, según explicó el dirigente Wilson Navarro. Todo ello, pese a haber puestos en conocimiento de las autoridades (oportunamente y en reiteradas ocasiones) el grave problema; pero nada dio resultado.
Ni el diálogo con la empresa mandatada por la Dirección de Vialidad, ni los pedidos de auxilio al alcalde Carlos Vergara, ni la visita del director DOH, Héctor Manosalva, cuando ese servicio del MOP realizaba trabajos en el río con maquinaria pesada de contratistas. Resulta increíble, pero es la cruda realidad. Así y como siempre, los agricultores continúan dando la batalla.
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