Cena navideña iluminó 50 corazones de personas en situación de calle

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Una entretenida jornada vivieron los usuarios del Hogar de Cristo y el plan Noche Digna.

Celebración. Organizada por la Seremi de Desarrollo Social y Familia para cerrar el trabajo anual junto a usuarios del Hogar de Cristo y Noche Digna.

TALCA. “Nos sentamos todos juntos, como nunca antes”, dijo uno de los asistentes mientras el fuego chisporroteaba en la asadera y los rostros se iluminaban, no solo por las llamas, sino por algo que en la calle frecuentemente escasea: el calor humano.

Así, en el Centro Día del Hogar de Cristo, tuvo lugar una cena navideña que quedará grabada en la memoria de 50 personas en situación de calle, convocadas a través de la red de los programas Noche Digna. La jornada, cargada de emociones, fue organizada por la Seremi de Desarrollo Social y Familia de la Región del Maule, con el apoyo del Municipio de Talca, sus funcionarios, y el incondicional respaldo del Hogar de Cristo.

En un espacio donde las carencias suelen marcar la pauta, el ambiente se llenó de risas, aplausos y complicidad. El menú del almuerzo fue sencillo pero profundo: un asado compartido al atardecer. Pero la verdadera esencia del encuentro no estuvo en el plato, sino en la compañía.

UN LUGAR EN LA MESA

La seremi Sandra Lastra y la jefa de Operaciones Territoriales, Claudia Campos, lideraron la jornada que rompió con la rutina. En el escenario, los actores de la Compañía de Teatro Walymai, Mauricio Cepeda y Rogelio Aravena, sacaron carcajadas. Pero la gran ovación fue para el icónico payaso “Pocoritmo”, quien logró conmover profundamente a cada uno de los presentes con su mezcla de reflexión y humor.

“Hoy no hablamos de carencias, hablamos de humanidad. Esta cena es más que un gesto, es un recordatorio de que todos merecemos un lugar en la mesa, un momento para reír, un instante para sentirnos vivos”, expresó emocionada Sandra Lastra.

La navidad llegó antes al Centro Día del Hogar de Cristo, pero no en forma de regalos, sino en un asado compartido, en una mirada que dice “aquí estás seguro” y en las chispas de esperanza que encendieron una noche donde nadie fue olvidado.

Mientras las brasas se apagaban, un mensaje quedaba flotando en el aire: el verdadero regalo de esta Navidad fue la calidez de saberse juntos, aunque sea por una noche.