“Calles Maulinas”. Proyecto del fotógrafo Francisco Cárcamo permite reencontrarse con paisajes urbanos desatendidos y personas generalmente invisibilizadas.
TALCA. Calles, personajes, paisajes urbanos, provincianos, que siempre han estado presentes, pero la mayoría de la veces invisibilizados, son las imágenes que el fotógrafo Francisco Cárcamo capturó con su lente y mirada de “cazador” y ahora expone en una muestra que acaba de inaugurar en el Centro de Extensión de la Universidad Católica del Maule, en Talca, la que estará disponible para ser visitada hasta el 14 de septiembre.
“Calles maulinas” lleva por nombre la exposición, pero en realidad es mucho más que eso. Es un viaje por las ciudades cabeceras provinciales: Talca, Curicó, Linares y Cauquenes, y más que eso. Es una colección de historias anónimas, contadas a través de la fotografía en blanco y negro y que Cárcamo presenta de muy buena forma, propiciando que el espectador se detenga frente a cada imagen, cada instante atrapado en el tiempo, y redescubra rincones de la ciudad, en gran medida abandonados, olvidados y hasta negados.
“Me gustaría contar historias de mi región y con el lenguaje de la fotografía callejera y en blanco y negro, que curiosamente es la mejor forma de representar el color”, dijo Francisco Cárcamo al dialogar con diario La Prensa sobre la motivación que tuvo para embarcarse en este proyecto postulado al Fondo Nacional del Desarrollo de las Artes (Fondart).
Cárcamo es un fotógrafo con vasta trayectoria profesional, primero en medios de comunicación como el otrora diario El Centro, y luego en instituciones públicas y privadas.
Con años de conocimientos y ejercicio, sintió que era el momento de aventurarse en una iniciativa de este tipo, mediante un trabajo solitario y muchas veces silencioso, capturando y comunicando realidades de manera artística. “Esto nace de una necesidad propia como fotógrafo profesional, tengo formación fotográfica y también formación artística, veta que no había explotado porque te absorbe la vida laboral y llega un momento en que te das cuenta que llevas tanto tiempo trabajando para otros, que de pronto dices me gustaría hacer algo para mí, propio, bajo mis parámetros y compartirlo con los demás”, confidenció.
Y en ello Francisco Cárcamo es generoso con el público, pues la muestra contiene 20 fotografías enmarcadas, en un tamaño de 40 por 60 centímetros, que permite visualizar cada detalle de la composición. Y si el espectador logra aguzar bien sus sentidos frente a cada imagen, es probable que termine no solo reencontrándose con las calles ignoradas, sino que además escuchando los relatos contados por los personajes, cotidianos, pero que habitualmente no tienen voz.